domingo, 7 de octubre de 2012

Escritor sin enredos




Días de gripe y fiebre. Hoy es el 5°, y tras doce horas de cama sigo con fiebre. La rebelión del cuerpo contra el espíritu vence la mano: apenas he leído en estas jornadas, y queda la sensación vana de que no han servido de nada. En los escasos momentos de lucidez avanzo en la lectura de Nicolás Gómez Dávila, un exquisito y adinerado colombiano que dedicó su vida a su propia educación, viviendo entre miles de libros, devorando páginas, fumando puros y escribiendo pensamientos de apenas una línea de longitud (si la posibilidad de escritura le hubiera acercado al cero, seguro que la habría aprovechado). Escritor de aforismo, cualquiera lo trataría como un Niezsche del 'realismo mágico'. Pero resultaría tal un juicio apresurado: aristócrata, ironista, aburrido de la mediocridad propia del pensamiento moderno y de la democracia, pero también profundamente católico, y con una ortodoxia que a más de un 'reformador' de salón le pondría nervioso. Y es que no hay duda de que Gómez Dávila dice breve, pero siempre con invitaciones al asombro. Franco Volpi prologa con maestría el volumen de Atalanta titulado 'Escolios a un texto implícito' (Girona, 2009, 1407 pp.). Te acerco algunos ejemplos de los textos de las primeras 140 hojas:


- Negarse a admirar es la marca de la bestia.

- Todo es trivial si el universo no está comprometido en una aventura metafísica.

- Ni la religión se originó en la urgencia de la solidaridad social, ni las catedrales fueron construidas para fomentar el turismo.

- Las ideas confusas y los estanques turbios parecen profundos.

- El antagonismo radical entre los hombres se delata en la manera como unos, al hablar del placer, despegan hacia la metafísica y los otros hacia la fisiología.

- El alma crece hacia adentro.

- No vale la pena escuchar a quien no pueda prometer un presente eterno.

- Los críticos patriotas se inventan genios de la literatura pobres. Nada daña más el gusto que el patriotismo.

- El hastío no es fruto de la posesión prolongada, sino del contacto fugaz con mil objetos.

- Rechazar todo lo que el mundo actual predica sería presuntuoso, si desde los hexámetros de Homero hasta los últimos versos de Yeats toda la literatura de Occidente ni predicara lo contrario.

- Ser joven es temer que nos crean estúpidos. Madurar es temer serlo.

- El prestigio de la libertad en esta sociedad que profesa un determinismo científico es un regazo cristiano.

- La tiranía de un individuo es preferible al despotismo de la ley, porque el tirano es vulnerable y la ley incorpórea.

- No hablo de Dios para convertir a nadie, sino porque es el único tema del que vale la pena hablar.

Y sigue, y sigue, y sigue: un hombre rico, desde su casa biblioteca, poniéndose el mundo por montera mientras canta verdades y no le importan ni su publicación, ni su índice de impacto: paideaaristósareté, las tres grandes palabras realizadas en uno solo.

Ahora, a continuar durmiendo.


Javier Aranguren